Tiempo para reflexionar sobre la atención plena

En los últimos años se ha hablado mucho de mindfulness. Cómo hacerlo, cómo no hacerlo, cuánto hacerlo, qué herramientas necesitas para hacerlo... y la lista continúa.

Para aquellos a los que el término aún les resulte un poco confuso, definiremos la atención plena como el acto de prestar atención al presente. Esto incluye tus propias emociones y necesidades físicas, y al mundo que te rodea para mejorar tu bienestar mental.

A muchos les sonará la expresión "atrapado en mi propia cabeza". Si esto le suena, añadir prácticas de atención plena a su día a día puede ayudarle a despejar parte de esa niebla. Ser más conscientes del momento presente nos ayuda a apreciar el mundo que nos rodea y a conocernos mejor a nosotros mismos. En el mundo digital moderno, en el que el trabajo se puede hacer desde la palma de la mano, las notificaciones suenan y zumban a nuestro alrededor y la mayoría de las noticias parecen malas, puede que estemos pasando por alto cosas que necesitamos para vivir más tranquilos y satisfechos.

Uno de los componentes clave de la atención plena es que nos ayuda a ser más conscientes del flujo de pensamientos y sentimientos que experimentamos, mostrándonos con qué facilidad podemos quedar atrapados en ellos de formas poco útiles. El siguiente paso es dedicar tiempo a reflexionar y observar los patrones de pensamiento. Al desarrollar esta habilidad -y es una habilidad- podrás identificar mejor cuándo algo se está intensificando en tu mente pero no en el mundo que te rodea.

"¿Por dónde empiezo?"

Empezar con cualquier cosa nueva es un reto. Por suerte, la atención plena es una habilidad gratuita que puedes empezar en cualquier momento. Aquí tienes tres consejos para empezar:

Dedícate tiempo a ti mismo
Encontrar tiempo cada día puede parecer a veces una batalla, pero la atención plena es un gran complemento para tareas cotidianas como los desplazamientos matutinos o un breve paseo a la hora de co...