De los uniformes a los unicornios

Con más de 3.000 millones de jugadores en todo el mundo, y segúnStatistael 3% de la población es de género no conforme, hay 90 millones de jugadores que se beneficiarían de juegos, narrativas y avatares más inclusivos.

Más allá de los juegos, todos creamos, ampliamos y exploramos nuevas identidades y relaciones en línea. La identidad digital es el conjunto de atributos que autentifican y describen a una persona. En los juegos, incluye los nombres, avatares, accesorios, logros, progresos e historias de cada personaje que alguien tiene en diferentes mundos. Desde esta perspectiva, nuestra identidad digital también puede verse como las conexiones sociales, las interacciones y la reputación dentro de una comunidad y a través de varias plataformas. La identidad digital debe ser única y segura a efectos de autenticación, pero también múltiple y fluida a la hora de considerar la expresión y las interacciones sociales. Para las personas más jóvenes, es crucial dar prioridad a la seguridad en línea. Esto ayuda a prevenir vulnerabilidades como el ciberacoso y el robo de identidad, salvaguarda la privacidad, garantiza un impacto positivo en los aspectos educativos y permite una orientación parental eficaz.
Fuera de Internet, nuestra identidad es única y múltiple. La identidad de género, el sentido que tiene una persona de ser hombre, mujer, fluido, trans o no binario, es un aspecto importante a tener en cuenta a la hora de expresar la identidad en línea. Según un estudio mencionado porrevista Timesen EE.UU., alrededor del 30% de las personas nacidas antes de 1995 creen que hay más de dos géneros, frente al 51% de las personas nacidas entre 1995 y 2012. La GenZ es más fluida con su expresión de género y no hace una división tajante entre su vida offline y online.

Crear un avatar para un juego o un mundo virtual pone la identidad en primer plano. Para el jugador, tener la posibilidad de elegir más allá de los tipos de cuerpo, razas o géneros estándar es importante porque le permite expresarse en el mundo virtual como quiere que le vean los demás, y encontrar aliados. También permite experimentar. Esto es crucial para que los jóvenes jugadores que están explorando su identidad de género o experimentando disforia de género puedan experimentar sin confrontación física.

Más allá de la representación, lo más importante es sentirse incluido. Que te permitan ser diferente y sentirte seguro para participar son dos cosas distintas. La inclusión consiste en tener voz, ser escuchado y respetado como miembro valioso de una comunidad diversa. A nivel personal, mientras que la diversidad es un hecho, la inclusión es un sentimiento.

A veces, una identidad digital única y segura salvaguarda nuestros datos. En un juego, puede que queramos ser una criatura fantástica, mientras que en las aplicaciones sociales, un perfil fotográfico realista que se ajuste a nuestra personalidad y expresión de género puede ser la mejor opción. De los uniformes a los unicornios, la identidad en el metaverso es también un conjunto de espectros interconectados. Las posibilidades son infinitas, pero las luchas son las mismas tanto online como offline: igualdad de género, prejuicios inconscientes, racismo, clasismo y todas las formas de discriminación. Estos problemas deben tenerse en cuenta y abordarse a la hora de desarrollar juegos y plataformas virtuales inclusivos.

En este artículo, analizamos las complejidades de la identidad digital desde una perspectiva personal. Desde el lado del jugador. Pero, ¿están las empresas haciendo justicia a su público? En el próximo artículo profundizaremos en la representación y la inclusión en la industria del juego y la moda.